A Kiara le apasiona el trabajo manual, se destaca su labor realizando manillas y artesanías con chaquiras. Vive y estudia en Quibdó, Chocó, cursa el noveno grado y hace parte de un club de jóvenes donde practican deporte los fines de semana.
Kiara empezó a vincularse con la Red Unicef desde el 2018, cuando el proyecto Somos Paz llegó a su colegio con una campaña para prevenir el reclutamiento de menores al conflicto y la violencia de género por medio del arte y la promoción de la participación. Luego se involucró en el proyecto ‘A Mano Alzada’ y, más recientemente, hizo parte de la mesa de participación municipal.
¿Qué es lo que más extrañas de un mundo sin Covid-19?
“Los encuentros con los diferentes actores, las diferentes entidades. El poder participar, expresarnos y decir qué queremos para nuestro municipio, para nuestras comunidades y para nuestras vidas.”
Somos Enlace le ha parecido importante, pues valora que se les dé el espacio a los y las jóvenes de poder participar, así como sentir que se les tienen en cuenta a ella y a las otras personas de la Red, “sentir que hay apoyo”, resalta.
No obstante, para poder encontrar un poco señal aceptable le toca subirse a un cerro, a donde llegan muchas otras personas con el mismo objetivo. Pero no es de buena calidad y le ha limitado mucho su participación en los distintos talleres y espacios de Somos Enlace.
Es parte de esa realidad que comparten ella y muchas otras personas que aunque quieren, no pueden aprovechar las tecnologías de la información en Colombia. Pues ni siquiera las compañías de internet le ofrecen un servicio para el barrio en el que vive.
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